lunes, 29 de julio de 2013

EL INCENDIO DEL 1805. EN LA VEGA.


EL INCENDIO DEL 1805. EN LA VEGA.


Fuente: Guido Despradel y Batista, BAGN, año 1, No.3, 1938, Págs. 196/200.

Apena trascurrido un año de haberse constituido en un Estado Independiente los negros que como esclavos importara Francia a la parte occidental de la Isla., dieron riendas sueltas a sus incontenibles ansias de dominio, y se lanzaron en invasión armada a subyugar la parte oriental española, entonces colonia francesa bajo el gobierno del General Ferrand.
Divididos en dos cuerpos,
el ejército haitiano se lanza, ávido de matanza y de destrucción, sobre esta parte española a fines del mes de febrero de 1805. Por el norte venia el años más tarde Emperador Enrique Cristóbal y por el sur, el Presidente Jean Jacques Desalines, severo y sanguinario cabecilla que en su nombre de un feroz odio de razas esparció por todo el territorio insular la muerte, la desolación y la ruina
Vencida por las huestes numerosa de Cristóbal la brava resistencia de Serapio Reynoso en la Embocada (Serapio Reynoso era hijo de La Vega. Fue su padre Don Josef del Orbe, Capitán de su Majestad y para el 1779, Alcalde Ordinario de esta ciudad de La Vega. Como se ha dicho Don Gaspar de Arredondo y ´Pichardo en el Historial de su salida de la Isla de Santo Domingo el 25 de abril de 1805, Serapio Reynoso fue hijo natural y criado como unos de sus hijos legítimos. Consta en el Archivo Parroquial de esta ciudad de La Vega, que para el 1847 murió en esta ciudad, a la avanzada edad de 90 años María Carreño, viuda del valiente Serapio Reynoso) se adueña de los pueblos del Cibao y prosigue su ruta de dolor, de pillaje y de matanza para ir a reunirse, ante la murallas de Santo Domingo, con su jefe superior Dessalines.
Después de transcurridos veintiún días de asedio a la ciudad de Santo Domingo, se presentó en el Placer de los Estudios una escuadra francesa, acto que hizo temer al jefe haitiano que el Occidente fuera otra vez invadido por las fuerzas de su antigua Metrópolis. Y entonces, precipitadamente y como nuevo Atila enfurecido ante el fracaso, el día 29 de marzo levanta el sitio y desocupa, tomando el camino del Cibao, el territorio antes español y dejando tras de sí una negra estela de horror, desolación y de sangre.
Crueles fueron los padecimientos de la Concepción de La Vega en esta época pesarosa de la Historia Nacional, y varios son los documentos que hemos encontrados en los archivos que ponen de manifiesto lo insaciable e implacable que fue Dessalines para con la ciudad que ya para ese tiempo comenzaba a resarcirse de sus muchos quebrantos. Dessalines, en sus ansias de destrucción, incendió la ciudad de La Vega, así como varias otras del Cibao.
La furia y la indignación del invasor Dessalines se cebaron en la ya renacida ciudad del Camú e hicieron de ella nuevamente un doloroso teatro de desolación y de ruinas. De todo aquel pueblo que bajo el arrullo de pinares esbeltos entonaba hosannas al progreso, solamente quedaron en pié la iglesia y dos casas; y sus vecinos fueron víctimas del asesinato, del pillaje y de los atropellos más bárbaros y bochornosos.
En el informe que presenta el Presbítero Francisco Pablo de Amézquita al celoso y progresista gobernador haitiano General Placide Le Brun, en fecha 30 de abril de 1822, este ilustre levita al referirse al destructor incendio de 1805, dice “A principio de abril del pasado de 1805, esto es, a los doscientos cuarentauno más o menos de haberse restablecido la ciudad de La Vega en esta misma área en donde está, fue arruinada enteramente por el fuego que mandó darle el General Juan Santiago Dessalines a su regreso de la de Santo Domingo que invadió y no puso tomar. Todos los edificios, que eran de madera excepto la iglesia y dos casas de pared sólida, fueron reducidos a cenizas. Talados los campos inmediatos, saqueadas las haciendas de crianzas; y de los vecinos parte prisioneros y conducidos al Guarico, hoy Cabo Haitiano: parte emigrados a las islas vecinas, y ´parte retirados a pasar dentro de la espesura de los bosques una vida salvaje, habiendo experimentado algunos en todo rigor los estragos de un ejército que traía licencia para hacer todo el mal que se pueda a los vencidos.( la real fecha fue el 3 de abril aún otros señalan que fue el 5 de abril, ya que el degüello de Moca, fuel el 3 de abril)
En un relato, aún inédito, intitulado DESGRACIA DE SANTO DOMINGO, el padre Juan de Jesús Fabián Ayala García, vegano ilustre fundador de la ciudad de San Cristóbal, nos da a conocer los horrores cometidos por las huestes vandálicas de Dessalines sobre los pacíficos y laboriosos habitantes de esta hospitalaria sultana del Valle Real. El Licdo. Alcides García, en su muy bien documentado trabajo dedicado a la ciudad cabecera de La Concepción de La Vega, transcribe parte de esta verídica relación del Padre Ayala, y los crímenes en ella presentados. Es para recordar a las generaciones las inauditas crueldades de que fue víctima esta ciudad del Camú, de parte de las hordas en derrotas que en pasadas épocas surgían de Occidente a sembrar el terror, el dolor y la muerte en esta parte de la isla.

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