lunes, 27 de enero de 2014

La Puerta de la Misericordia ó El Torreón de la Sabana.




La ciudad de Santo Domingo en 1542 estaba totalmente abierta,  desprotegida por completo en sus  cuatro puntos cardinales. En ese momento el núcleo citadino llegaba, con  algunas construcciones de piedra por el oeste, hasta hoy  la calle José Reyes en donde se desarrollaba, en la esquina con la actual Mercedes, una  iglesia muy principal de una volumetría considerable y en el imafronte se veía levantándose dos torres,  las más altas de una construcción religiosa desde  el período  colonial hasta hoy (exceptuándose la Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia) a ambos lados de su puerta mayor.

En su presbiterio oficiaría celebraciones religiosas y por  otra parte dejaría para las representaciones teatrales obras de indiscutible valor,  de caracteres originales como “Don Juan”, el Reverendo Fray Gabriel Téllez, conocido en las letras castellanas como Tirso de Molina, quien proyectó desde aquí hacia  todo el orbe  sus luces dramáticas entre 1616 a 1618, dejando plasmada en su “Historia de la Merced”, todo lo sucedido en su venerable orden  en este Nuevo Mundo.

Después de 1555 esta construcción se consagra a la Madre de Cristo bajo  su advocación de Nuestra Señora de las Mercedes y  que un inspirado y connotado historiador, literato, poeta, ensayista y político la llamara “Cuna de la Patria”.

Estos han sido puntos extremos  hacia  el oeste y más al centro de la ciudad que ya  tenía Iglesia Catedral, con bóveda góticas y cerrado su  imafronte  hacía dos años,  hacia   un hospital de noble construcción, San Nicolás,  también Palacios, plazas, atarazanas, una  torre elevada en Homenaje al Rey, una universidad desde  hacía cuatro años, la primera en estas nuevas tierras, consagrada al Angélico Santo Tomás de Aquino y casas de familia en piedra de sillería adornadas con escudos de armas,  ambas calles empedradas  extendías a escuadra y a  cordel, resultando  un damero inconfundible, ejemplo para  otras urbes que se irían fundando en  islas y tierra firme.
Pero era una ciudad abierta, sin protección, los piratas, bandidos del mar, ya  infectaban las azules y cálidas aguas  de estas latitudes.

Era necesario  protegerla. Así el 5 de agosto de 1543 Don Alonso de Fuenmayor, primer Arzobispo de Santo Domingo, que para ese entonces también era  presidente de la Real Audiencia, inicia la defensa citadina, sobre   planos del maestro mayor Rodrigo de Liendo, que  vino para construir el templo de Nuestra Señora de la Merced; se comienza a la parte oeste, que da a la tierra a una  distancia de más o menos  un kilometro en línea recta una distancia de más o menos un kilometro en línea  recta de su parte opuesta, en  el este, que da al río Ozama, en  donde ya se  levanta la Torre del Rey, que es la instalación castrense  más antigua y en  pie, en  perfecto estado,  de todo  el continente.

Va resultando una muralla de cinco pies y ocho pulgadas de ancho, por  quince pies, en promedio, de altura. Arranca sobre los arrecifes en donde se proyecta un fuerte que formaría la esquina sur-oeste de la muralla y de la ciudad  y que bautizarían  “ Fuerte San Gil”, a unos cuatros metros se deja un hueco en el parapeto para  una puerta, se  le  llamaría “ Puerta Grande” o Puerto de la Sabana” ( a  toda extensión de terrero extra muro hacia el oeste se le denominó Sabana  del Rey  o Sabana del  Estado.

Precisamente en las  inmediaciones de la Puerta  fue donde  se  dio el primer picazo, era  una  puerta militar, parte de la cortina de defensa, también se le llamó Terreón de la Sabana, estaba edificada para 1568, y es después de 1842 cuando se le va designando Puerta de la Misericordia, así se le conoce hoy.
Está formada por un vano que se enmarcada en la parte exterior por  jambas d piedra, sobre  ellas se apoya  un arco escarzano;  los muros laterales se extienden hacia el este  en esviaje sosteniendo  una cubierta de piedra a manera de un amplio arco rebajado.

En  el lado oeste, en donde a  finales  del siglo pasado comenzó a crecer el sector  llamado Ciudad Nueva, remata la  recia volumetría  militar una garita circular con  tres aspilleras para que el centinela pudiera controlar, desde  todos los ángulos, el vasto terreno bajo su vigilancia, estás coronda por una cúpula sobria, que arranca de un saliente simple de la edificación  a manera de anillo.

A fines  de  abril de 1655 el Loor Protector de Inglaterra Oliverio Cromwell  envía una  expedición  compuesta por  una treintena de barcos bajo el mando del Almirante William Penn y diez mil infantes de marina comandados por el General Roberto Venables con órdenes de invadir y conquistar la ciudad de Santo Domingo. Fueron vencidos  al desembarcar  y obligados a huir.
Considerando este  hecho don Bernardino Bracamonte y Zapata, Conde  de Peñalba, recomienda a la corona mejorar las defesas militares, entonces se le agregan a la  puerta dos fortines, uno a cada lado del vano,  con aspillera para un solo cañón y que  sirvieran  para repeler  ataques frontales y de fuego cruzado   en el  conducto vial hacia el vano.
En 1808, después de la Batalla de Palo Hincado, en  que las fuerzas de Napoleón Bonaparte, bajo el mando del General Luis Ferrand son vencidas por las fuerzas colegiadas  de agricultores, en su mayoría, dirigida por el hacendado Brigadier don Juan Sánchez Ramírez, al cual se le conoció desde entonces como el Caudillo de la Reconquista, la Puerta fue tapiada con piedra a cal y canto para resistir mejor el cerco militar que se le puso a la ciudad durante varios meses.
Así permaneció clausurada la Puerta por 81 años. El 29 de agosto de 1816,  el Capitán Primero del Real Cuerpo de Ingeniero, Comando de la Isla de Santo Domingo, Don  Luis Muñoz, eleva un informe al Excelentísimo Señor Capitán General, Gobernador e Intendente de la Plaza de Santo Domingo, en  el cual menciona uno solo de los fortines, se  presume que los mismos fueron alterados o suprimido uno.
Para el 7 de mayo de 1842 había,  desde hacia tiempo, localizada en sus inmediaciones una picota, horca o patíbulo para ejecutar los condenados a muerte, no  había sido usada; ese día hubo un terremoto que daño muchas edificaciones, incluyendo iglesia, por  lo cual el Administrador Apostólico, sacerdote monseñor Don Tomás de Porte e Infante  levanto un capillita bajo  tienda de campaña, en ese lugar, custodiada por una compañía de voluntarios veteranos, como Guardia de Honor permanente, en donde se expuso el Santísimo Sacramento.
Luego se hizo de madera en donde  la feligresía imploraba misericordia a Dios, a la capilla se le fue llamando  “ De la Misericordia”. Así le quedó el nombre  a la puerta y a todo el barrio. Hubo un segundo temblor de tierra el 21 de julio de 1843, y  cuando todo  retornó a la normalidad el nombre hizo  su raíz  de permanencia.
Un año  y casi 10 meses después, en la noche  del glorioso 27 de febrero de 1844, en  sus inmediaciones se  unieron en el honor y el sacrificio los Trinitarios, enseñados  , formados, motivados e inspirados por Juan Pablo Duarte, que buscando las Glorias de la Patria, con el tenor de  los labios, la decisión  en el corazón y la acción en los brazos y las manos se conjugaron en el estruendo del Trabucazo del impetuoso y ardiente Matías Ramón Mella, que  rompió el sueño de la ciudad dormida e iluminó con destellos refulgentes la negrura infortuna de la opresión de 22 largos años, convirtiéndose en el Clarín de la victorias ininterrumpidas, alzándose desde  la Misericordia hasta la Atalaya del Baluarte San Genaro en la Puerta del Conde donde el Grito de Independencia se eleva en el humo del disparo, escuchándose con aguerrida solemnidad en los campos de Azua, el 19 de marzo de 1844 y se eleva, cruzando de cumbre en cumbre sobre picos y quebradas de la alta cordillera, y en  Santiago el 30de mazo del mismo año. Se asparse con sentido de  perennidad, proyectado desde las trincheras humanas de los  fuertes DIOS, PATRIA Y LIBERTAD que acordonaban la ciudad doce dilatados y sacrificados años,  hasta las batallas de Sabana Larga y Jácuba el 24 de  enero de 1856.
En la Misericordia nace  la epopeya, es el parto de la Patria, la Atalaya del Baluarte del Conde, es la Cuna Física de la Patria, es el grito primero de la naciente República Dominicana y su Nacionalidad.
Debido al desarrollo que  iba cobrando el nuevo barrio que crecía   extra muros (Ciudad Nueva), los habitantes de la capital solicitaron que para facilitar la comunicación entre  los vecinos de esos sectores  de la Misericordia y Ciudad Nueva se abriera de nuevo  la Puerta de la Misericordia, así lo ordenó en 1889 el entonces presidente Ulises Heureaux, prolongándose a través de la Puerta Grande o de la Sabana  HACIA EL OESTE, LA CALLE Arzobispo Porte honrando a Mons. Don Tomás de Portes e Infante que fue  el primer sacerdote dominicano consagrado Obispo de nuestra Arquidiócesis.
En 1980 se realizaron investigaciones arqueológicas en su entorno y se comenzaron los trabajos de restauración y puesta en valor como monumento colonial, histórico, nacional. se descubren los basamentos de forma semi elíptica del  torreón norte.  En mayo de 1982 fue  demolida la vivienda que ocupaba en lugar del Fortín Sur, con la misma forma, los cuales se han dejado a la vista. La dirección profesional  de los trabajos estuvo a cargo del Arquitecto Luis Eduardo Delgado, por asignación de la Oficina de Patrimonio Cultural.
Fuente Consultada; Manolo Pérez Saviñon. Boletín  del Instituto Duartiano. Año XIII. NO 20. Enero-Julio 2000. Santo Domingo. Pág.40-45





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