viernes, 30 de mayo de 2014

Arte rupestre y Vudú en el Parque Nacional El Conde (También conocido como Parque Nacional Máximo Gómez)

Arte rupestre y Vudú en el Parque Nacional El Conde (También conocido como Parque Nacional Máximo Gómez)

Adolfo López Belando arqueoco@hotmail.com Arqueólogo, Investigador Asociado al Museo del Hombre Dominicano
 http://www.rupestreweb.info/vudu.html

Introducción

El Parque Nacional El Conde es una nueva área protegida creada mediante el Decreto Presidencial n° 571-09 de 7 de agosto de 2009. En la actualidad se ha solicitado el cambio del nombre de la unidad de conservación por el Parque Nacional Máximo Gómez. El Parque Nacional contiene una serie de interesantes cavernas que presentan en muchos casos muestras de arte rupestre prehispánico. Hasta el momento hemos localizado en las cuevas gran cantidad de petroglifos y algunos bajorrelieves. Además de este importante recurso cultural, también se localizan en la nueva unidad de conservación cavernas con altares dedicados a las deidades euro-afro-caribeñas, propias del vudú dominicano. La presencia de estos lugares rituales es de una importancia capital para la cultura caribeña en general, pues se da el caso que en una de las principales cavernas los ritos se celebran sobre los petroglifos prehispánicos. De esta manera contamos con uno de los pocos lugares donde los sitios de culto prehispánico, con las deidades ancestrales aun presentes, se mantienen vivos hoy día y son objeto de adoración miles de años después de haber sido instituidos.
Las cavernas del Parque Nacional El Conde son consecuencia de la erosión del agua en la geología cárstica de la zona. Las que se han localizado hasta el momento presentan desarrollos longitudinales de varios cientos de metros. Se encuentran situadas entre un interesante bosque tropical latifoliado semi húmedo donde dominan los árboles de mediana altura y el matorral. Los montes del parque se localizan sobre el valle del río Nizao, lo que les confiere una especial ubicación que permitía en tiempos prehispánicos el acceso fácil a la corriente de agua dulce. Igualmente los pobladores prehispánicos del área utilizando el cauce fluvial podían llegar al mar con mucha facilidad.

Apuntes históricos

El área protegida es indudablemente un lugar donde se concentraron asentamientos humanos de importancia de los grupos arahuacos que poblaron la isla y probablemente también de grupos precerámicos muy anteriores. El acceso al agua potable, la existencia de terrenos agrícolas en el valle y la cercanía al mar, fueron elementos que posibilitaron abundantes medios de subsistencia a los antiguos pobladores del área. Fruto de esta presencia es humana son los sitios con arte rupestre localizados en las lomas del parque.


Vista del valle del Nizao

Hace ya cinco mil años que los seres humanos conocen la isla de Santo Domingo, pero todavía no podemos asociar con seguridad el arte rupestre a los diferentes grupos culturales que poblaron estas tierras. Con referencia al área protegida que nos ocupa, sabemos que cuando los españoles se asentaron en esta parte de la isla, la zona pertenecía al cacicazgo de Cahiabo y el cacique que dominaba las tierras y costas donde nos encontramos se llamaba Guarionex. Con la conquista de sus tierras por los españoles, los tainos dejaron de ser libres, teniendo que trabajar en las explotaciones auríferas, los campos de caña y los hatos ganaderos que los españoles prepararon en la zona Sur de la isla. Los pueblos tainos fueron desapareciendo poco a poco hasta que solamente las haciendas españolas permanecieron, atendidas fundamentalmente por esclavos negros traídos de Africa.
En esta zona, a principios del siglo XVI se establecieron hatos ganaderos e ingenios de caña. Tenemos noticia de que los herederos de Miguel de Pasamonte construyeron un ingenio a orillas del río Nizao, pero las ruinas de las factorías azucareras coloniales más cercanas al área protegida que aun se conservan están en la zona de Nigua: el ingenio de Diego Caballero y el ingenio de Nigua. Los primeros asentamientos coloniales basados en la cría de ganado de que tenemos noticia en el área se realizaron a fines del siglo XVI, cuando el capitán Juan Tello de Guzmán fundó el hato de Yaguate. En el año 1648, Juan Rivera y Quezada adquirió el Hato del Capitán Tello Guzmán, siendo donado algunos años después a los Padres Jesuitas, hasta que en el año 1767 la congregación religiosa fue expulsada de Santo Domingo.
La población de Yaguate, actual municipio de cabecera de la zona, fue fundada en el año 1818 por Doña Margarita Fuentes y su esposo, Don Antonio Alvarez, ambos de origen canario. La población de Mana que linda con el área protegida, fue fundada por los seguidores de la curandera y vidente Bibiana de La Rosa, quien encabezó un movimiento mesiánico en la zona a principios del siglo XX. La primera fundación se dio en el emplazamiento de la actual iglesia de Mana, pero la necesidad de atender a los peregrinos que allí acudían hizo crecer el establecimiento de personas en el área, manteniendo el nombre de Mana para la mayor parte de los asentamientos. Boca de Mana es el poblado más cercano al área protegida desde donde comienza el camino que sube a la cueva de La Mancha, perteneciente al espacio ritual que gravita sobre la iglesia de Mana.
La iglesia de Mana, fundada por Bibiana De La Rosa, pese a estar fuera del área protegida es un recurso cultural de gran importancia por el significado religioso que mantiene. En este lugar existe un pozo cuya agua se considera sagrada y el arroyo que discurre bajo la iglesia se celebraban rituales de purificación. La curandera, considerada como Santa por sus seguidores, está enterrada tras el altar mayor de la iglesia. El 8 de septiembre se celebra la fiesta de la Virgen de Las Mercedes y allí llegan en procesión los fieles. En la iglesia y sus alrededores se celebran ritos religiosos y también se tocan palos y se baila, siendo esta una celebración popular de gran arraigo en la zona.
 
Iglesia de Mana

Recursos culturales localizados en el área protegida

Durante las prospecciones arqueológicas y espeleológicas realizadas en el área protegida se han localizado importantes recursos culturales rupestres. El área protegida es de reciente creación y todavía no se ha realizado una exploración completa de del territorio que abarca. El Viceministerio de Medio Ambiente acaba de terminar la evaluación ecológica y cultural básica del parque nacional y fruto de esos trabajos ha sido la localización de dos nuevos sitios con arte rupestre prehispánico: la cueva de Los Murciélagos y la cueva de Los indios. Estos lugares culturales se unen a las ya conocidas cueva de La Mancha, que contiene un importante bagaje de arte rupestre prehispánico y gran cantidad de altares vudú, y la cueva del Conde, una caverna donde por el momento solamente hemos podido localizar varios altares de vudú actualmente utilizados por los brujos de la zona. En total hemos contabilizado 152 petroglifos, 2 bajorrelieves y 34 altares vudú.


Situación de las cavernas en el Parque Nacional El Conde


Montes de El Conde
Seguidamente pasaremos a describir las cavernas con recursos culturales con que cuenta el área protegida:

a) Cueva de Los Murciélagos

Coordenadas: 18°, 22.545’ N.  /  70°, 15.542’ O.
Situación: Escondido de Boca de Mana, sección Mana, Yaguate, San Cristóbal
Recursos culturales: 20 petroglifos
La cueva de los murciélagos se encuentra situada en la ladera de la montaña que domina el valle del río Nizao. Tiene una sola sala de medianas dimensiones donde existe una importante colonia de murciélagos frugívoros. A un lado de la entrada, en el exterior se encuentra un interesante panel de petroglifos bastante alterados por la intemperie. En su mayoría representan figuras antropomorfas.
  

Panel de petroglifos en la entrada de la cueva y detalle de uno de cuerpo entero
Los petroglifos tienen en su mayoría la forma de caritas, (dos ojos redondos y una boca recta o puntual rodeados por un círculo), nombre con el que se denomina popularmente.
     

Petroglifos antropomorfos, “caritas”
En el caso de la cueva de Los Murciélagos no hemos localizado restos arqueológicos en superficie, por lo que no nos es posible dar una idea de la filiación del arte rupestre que presenta. Sin embargo en un abrigo que se encuentra casi anexo a esta pequeña cueva hemos encontrado en superficie un hacha de grandes dimensiones del tipo que se suele asociar a culturas precerámicas.
  

Petroglifos de complicada factura
  

Petroglifos antropomorfos, “caritas”
 

Zona donde se localizan la cueva Hacha “in situ” en el abrigo vecino

b) Cueva de Las Caritas

Coordenadas: 18°, 22.547’ N.  /  70°, 15.522’ O.
Situación: Escondido de Boca de Mana, sección Mana, Yaguate, San Cristóbal
Recursos culturales: 106 petroglifos y 2 bajorrelieves


Cueva de Las Caritas
La cueva de Las Caritas se encuentra situada en una escarpada ladera de la montaña que domina el valle del río Nizao. Cuatro de las bocas se abren a una estrecha y empinada torrentera que se abre desde la cima de la montaña hasta el valle. Tiene cinco entradas y en cuatro de ellas se localizan petroglifos, siempre a la vista de la luz solar, aunque algunos de ellos se presentan bastante dentro de cueva.
  

Petroglifos antropomorfos, “caritas”
En la cueva encontramos petroglifos simples, cuyo diseño se realiza mediante un surco excavado o punteado y petroglifos escultóricos, cuyo diseño se realiza aprovechando el relieve natural de la roca para crear volumen en la figura o cuando parte de la figura delimitada por el surco se dota de volumen esculpiendo la roca a su alrededor. También hemos localizado algunos bajorrelieves, que son auténticas esculturas caracterizadas porque sobresalen del plano de trabajo en la roca menos de la mitad de su bulto.


Cara trabajada en bajorrelieve
La entrada principal tiene un espectacular panel con petroglifos situado frente a la boca de la cueva donde predominan las figuras antropomorfas en forma de “carita” (cabeza aislada con ojos y boca), aunque hay bastantes diseños que cuentan con cuerpo entero. También se observan dos bajorrelieves esculpidos que constituyen cabezas humanas. la temática de los diseños es la habitual en este tipo de sitios rupestres, pero sorprende la cantidad de diseños, alrededor de 108, que hacen de la cueva uno de los lugares con mayor cantidad de petroglifos localizado en Las Antillas.
La figura más representativa de la caverna y que nos recibe al entrar en el antiguo centro ritual, es una escultura donde se ha combinado la técnica del bajorrelieve con el tallado de petroglifos y la forma natural del espeleotema donde se ha labrado esta compleja obra de arte. Se trata de una gran deidad embarazada cuyo vientre henchido está formado por una columna estalagmitica, en cuya parte superior se ha esculpido la cara del personaje: dos grandes ojos y una gran boca abierta. Sobre el vientre se han tallado al menos dos caritas simples de pequeño tamaño.
La figura evoca a la madre de los gemelos divinos, la Ititiba Tahubaba de los tainos, quien dio a luz a sus hijos después de muerta. Las caritas talladas en el vientre pueden ser representaciones de los gemelos antes de nacer. Las efigies de los gemelos se repiten una otra vez en la caverna, siendo las mejor terminadas las que se encuentran en la sala contigua a la que es dominada por la deidad femenina embarazada. Este tipo de bajorrelieves han sido localizados reflejando el mismo personaje en la Guácara de La Cuenca, en el Parque Nacional Aniana Vargas, en la provincia Sánchez Ramírez, donde hay un bajorrelieve de gran tamaño con las mismas características que la deidad de la cueva de Las Caritas.


Panel de la primera sala de la cueva
Más hacia de la cueva, pero siempre a la vista de la luz solar, encontramos una escena en la que una cabeza con un atributo particular se presenta sobre un diseño que puede corresponder al cuerpo de una serpiente, en cuyo centro se encuentra encerrada otra cabeza. Los diseños tienen una terminación excelente y probablemente aluden a alguna historia de la mitología arahuaca en la que un ofidio se come a un personaje humano.


Cueva de Las Caritas



Representación de un mito arahuaco
La segunda entrada es sumamente interesante, pues es una excelente atalaya sobre el valle que cuenta con un espacio ideal para mantener un pequeño asentamiento. De hecho en el suelo de la sala se encuentran dispersos gran cantidad de artefactos prehispánicos adscribibles a culturas precerámicas, aunque no descartamos la aparición de cerámica cuando se realicen las excavaciones arqueológicas correspondientes.
  

Sala donde aparecen las piezas arqueológicas en superficie
El panel con petroglifos existente es de una extraordinaria calidad y destacan varias cabezas antropomorfas con grandes orejas provistas de coronas, lo que las identifica como importantes figuras mitológicas. Los conjuntos de figuras donde observamos un personaje femenino bien delineado asociado a otras dos cabezas geminadas nos hace pensar en el siempre presente mito arahuaco de los gemelos divinos nacidos de Itiba Tahubaba, la madre de los héroes culturales primigenios embarazada por el Sol.

  

Posible representación de los gemelos divinos


Panel de Itiba Tahubaba y los gemelos divinos
Otra figura que nos sorprende por su excelente calidad es la cara de un murciélago de grandes orejas. Se da el caso de que en la caverna se ha detectado una interesante población de estos mamíferos voladores y que precisamente una de las especies encontradas es del tipo de la que está grabada en la pared de la cueva.
 

Cabeza de murciélago y petroglifo antropomorfo
La tercera entrada de la cueva no presenta petroglifos y frente a ella se sitúa una enorme sala donde habita una gran colonia de murciélagos. Es habitual en las grandes cavernas que contienen petroglifos que estos no se localicen regularmente en las salas donde habitan las grandes masas de murciélagos. Las muestras de arte rupestre suelen encontrarse más cerca de la entrada, donde estos animales no suelen concentrarse. La cara de murciélago grabada en la segunda entrada se asemeja a la de los murciélagos frugívoros presente en la vecina cueva de Los Murciélagos. Su presencia es patente por la gran cantidad de semillas que quedan depositadas en el suelo de la caverna. En esta cueva, también se da la presencia de esta especie, pero de manera menos abundante, ya que la gran mayoría de los murciélagos que habitan en la cavidad son insectívoros. La colonia de quirópteros es enorme, de lo que da fe la espesa capa de murcielaguina que se encuentra depositada en el suelo de la caverna.
 

Petroglifos antropomorfos

 

Petroglifos antropomorfos
La cuarta entrada presenta una serie de interesantes petroglifos tallados en las paredes aledañas a la boca. Esta entrada, al igual que la tercera y la quinta, solo son practicables escalando el abrupto acantilado en el que se encuentra la zona de la caverna en cuestión. Los petroglifos están muy difuminados debido a que han sido afectados por coladas de caliza que se han formado en el muro donde fueron realizados. Las representaciones, en su mayor parte, presentan los mismos motivos generales que en el resto de la cueva, fundamentalmente “caritas”.
 

Petroglifos muy alterados y casi borrados por las coladas de caliza
Sin embargo en esta zona de la cueva destaca un personaje, cuya cabeza está profundamente tallada y bien definida, que porta una gran corona. Su excelente factura y la posición preferencial que ocupa, a varios metros de altura en pared de la cueva, dominando la sala que se desarrolla debajo, nos indica que se trata de una deidad muy importante. Sabemos por las crónicas que solamente los personajes de gran importancia en la sociedad taina portaban coronas. De hecho, Bartolomé de Las Casas, uno de los primeros y más apreciados regalos que le hizo Guacanagari a Cristóbal Colón cuando desembarcó en el Norte de la isla Española en 1492, fue precisamente la corona que portaba:
“Domino, 30 de diciembre de 1492: Salió el Almirante a comer a tierra, y llegó a tiempo que habían venido cinco reyes sujetos a aqueste que se llamaba Guacanagari, todos con sus coronas, representando muy buen estado, que dice el Almirante a los Reyes que sus Altezas hubieran placer de ver la manera de ellos. En llegando en tierra, el rey vino a recibir al Almirante, y lo llevó de brazos a la misma casa de ayer, a donde tenía un estrado y sillas al que se asentó al Almirante, y luego se quitó la corona de la cabeza y se la puso al Almirante...”
Los personajes coronados resultan, por tanto, figuras de especial importancia y en la caverna se repiten con mucha frecuencia este tipo de atributos, precisamente formando parte de las obras mejor definidas, más excavadas en las rocas y terminadas con el mayor detalle. Los artistas prehispánicos cuidaban especialmente estos detalles, realizando los mejores trabajos de talla o escultura en honor a los personajes más representativos que plasmaban en las paredes de las cavernas.


Personaje portando una gran corona
Sobre la cuarta entrada de la cueva, trepando por la colada y a unos treinta metros de distancia se localiza la quinta boca de la caverna. Frente a la entrada, tanto inmediatamente después de esta, como en el corredor que la precede encontramos varios grupos de petroglifos de gran interés.
 

Petroglifos en la zona de la quinta boca de la caverna

Destaca por su fuerza una cabeza que utiliza un espeleotema como base para el trabajo y tiene grabados profundamente ojos y boca de la manera más sencilla que pudiera esperarse. Sin embargo el efecto es sobrecogedor. resulta impresionante observar como un artista, utilizando los trazos más sencillos, puede generar una figura tan impactante.
Otras representaciones interesantes son figuras de cuerpo entero que se presentan agrupadas interactuando con otros personajes. Es particularme uno de ellos que tiene bajo sus piernas una cabecita. probablemente se trate del parto, representación muy frecuente en los grupos de petroglifos que se encuentran en toda la isla.


Posible escena de parto
 


Personaje de cuerpo entero
Panel en la zona de la quinta boca de la cueva
c) - Cueva de La Mancha o de Mana
Coordenadas: 18°, 22.591 N.  /  70°, 14.475 O.
Situación: Boca de Mana, sección Mana, Yaguate, San Cristóbal
Recursos culturales: 26 petroglifos y 30 altares vudú


Salón principal de la cueva de Mana
La cueva de La Mancha, conocida también como cueva de Mana, tiene tres entradas comunicadas por una extensa serie de salas y corredores. La entrada principal es de grandes proporciones y en ella desemboca el camino que sube desde el poblado de Mana. En ella se encuentran dos zonas donde hay petroglifos prehispánicos y en el centro de la gran sala se localiza el altar principal de la caverna, presidido por la Virgen de Las Mercedes. El la cueva también hay un pequeño manantial de agua.
 

Altares en las salas laterales de la cueva
La cueva de Mana fue un lugar utilizado por la curandera y vidente Bibiana De La Rosa para realizar sus ritos y sanaciones. El altar de Bibiana estaba en el salón central de la cueva. Según la tradición el rincón en el que realizaba sus curaciones es precisamente el lugar donde se presenta uno de los paneles de petroglifos de la caverna, muy cerca de su gran altar. En la actualidad bajo los petroglifos podemos observar cruces, altares y restos de ofrendas, evidentemente asociados a estas representaciones prehispánicas.


Rincón donde curaba Bibiana, altares y petroglifos prehispánicos


Detalle de los petroglifos prehispánicos del rincón de Bibiana
En la cueva hemos localizado más de treinta altares distribuidos por todos los rincones de la caverna. Igualmente se localizan muchas pinturas rupestres post hispánicas relacionadas con el culto vudú que se desarrolla en el lugar. Resulta sumamente interesante comprobar como este lugar ha pervivido como santuario religioso rupestre durante miles de años. Los actuales peregrinos y los brujos han continuado la tradición de los shamanes ancestrales y de los behiques taínos hasta el día de hoy. Cuevas de este tipo son muy escasas, contando con paralelos del mismo estilo en Banica, donde existe una caverna dedicada a San Francisco en el cerro del mismo nombre, en la que los petroglifos prehispánicos continúan siendo objeto de adoración al igual que en la cueva de La Mancha. El 24 de junio, día de San Juan, se celebra la peregrinación anual de diferentes comunidades a la caverna.


Panel con petroglifos en el gran salón de la cueva
  

Ofrendas de comida presentadas bajo los petroglifos prehispánicos
Los petroglifos de la cueva mantienen el patrón general de todas las cuevas del parque, reflejan fundamentalmente figuras antropomorfas, principalmente caras. Muchos de los petroglifos están seriamente alterados y vandalizados. En otros casos se han pintado sobre ellos símbolos religiosos, probablemente de manera intencional, como en el caso del panel situado sobre un agujero y frente aun altar, precisamente el lugar donde Bibiana De La Rosa realizaba sus sanaciones.

  

Petroglifos en el gran salón de la cueva
Los altares corresponden al vudú dominicano, religión sincrética que une las tradiciones religiosas cristianas con el animismo africano. Para entender la enorme significación religiosa de la cueva debemos dar una idea general de esta creencia religiosa tan extendida en la isla de Santo Domingo y con paralelos principalmente en Cuba, donde se la conoce como “santería”.


Altar principal de la cueva originalmente preparado por Bibiana De La Rosa

En vudu dominicano es una religión animista que adora a los santos y a los muertos. Mediante la posesión de los sacerdotes por los espíritus, estos pueden asesorar a los fieles y también curar sus enfermedades. Los ritos se celebran frente a altares donde se colocan las efigies de los santos y se les entregan ofrendas, fundamentalmente en forma de comida y bebida.


Altar vudú en el salón principal de la cueva
Las principales fuerzas que trabaja el vudú dominicano son la siguientes: Rada, conocida como los misterios dulces; Guedé, conocida como los misterios de la muerte; Petró, conocida como los misterios del bosque y la foresta, Indígena, conocida como los misterios originarios de la isla. Los luases, santos o “misterios” que operan en estas fuerzas, tienen una personalidad africana representada sincreticamente por un Santo católico.
  

Altar dominado por San Miguel Arcángel que representa a Belié Belcán
De esta manera el Apostol Santiago, principal objeto de devoción en Santo Domingo, se corresponde a Ogú Balenyó, Santa bárbara es Changó, San Antonio es Papá Legbá, San Miguel Arcángel es Belié Belcán, San Elías corresponde al Barón del Cementerio, San Sebastián es Centinela Sabaló, etc, etc, etc. Cada uno tiene poderes determinantes que sirven a sus adoradores, así por ejemplo, Ogú Balenyó es el patrón de los militares; Papá Legbá es quien abre las puertas del mundo espiritual; Belié Belcán es el abogado de los partos difíciles; Centinela Sabaló es el guardián de las casas de los campesinos; el Barón del Cementerio es el guardián de estos espacios y está representado en cada uno de ellos en la tumba de quien primero fue enterrado en el lugar.


Altar presido por San pedro (Guacó Bolazá) y La Mano Poderosa
Los altares de la caverna son polivalentes y en ellos se localizan las efigies de varios luases que reposan entre velas, frascos y ofrendas. A su lado se acumulan botellas vacías de ron, elemento fundamental de los rituales que los sacerdotes, brujos o shamanes, consumen o esparcen entre los acólitos.


Altar con el indio Canoabo, el Niño de Atocha, San Sebastián...


Salón con diferentes altares vudú
La cueva de Mana es por tanto uno de los centros mágico - religiosos más importantes del Caribe y sin duda uno de los más antiguos en cuanto a su tradición como templo, ya que esta remonta a tiempos prehispánicos. Los ritos están vivos y siempre encontramos peregrinos que rezan fervorosamente ante los altares. El rito comienza desde la misma subida a la cueva, ya que durante casi dos kilómetros el camino sube de manera pronunciada discurriendo entre los montes, la caminata resulta realmente agotadora, no por la distancia, sino por la pendiente que hay que vencer. El recorrido está jalonado de cruces que nos indican el camino al lugar sagrado.


Altar con San expedito (Guedé Nibó) y Santa Marta (La Dominadora)
c) Cueva de El Conde
Coordenadas: 18°, 22.370 N.  /  70°, 14.336 O.
Situación: El Conde, sección Mana, Yaguate, San Cristóbal
Recursos culturales: 4 altares vudú
La cueva de El Conde se localiza en el paraje del mismo nombre situado a la orilla de un torrente seco. En la caverna no se han localizado petroglifos, pero existen cuatro altares vudú que en la actualidad se utilizan esporádicamente. La caverna también es visitada por peregrinos y brujos que realizan ritos de sanación y ceremonias religiosas con los acólitos.


Altar con luases de las cuatro divisiones: Radá, Petró, Guedé e Indígena
  

Altar sencillo y altar con pileta para depositar agua
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Cómo citar este artículo:
López Belando Adolfo. Arte rupestre y Vudú en el Parque Nacional El Conde (También conocido como Parque Nacional Máximo Gómez). En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/vudu.html
2011

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