domingo, 28 de septiembre de 2014

La cultura teotihuacana (II)

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Publicado por Helena

 El pueblo teotihuacano prosperó en un plazo muy breve de tiempo. Este pueblo era básicamente agricultor centrándose sobre todo en la agricultura extensiva. Esta agricultura que requiere mucha mano de obra y poca tecnificación, la centraban sobre todo en el cultivo del maíz, las judías y los pimientos, con los que se alimentaba a gran parte de la población, y se producían excedentes, que se utilizaban para el comercio e incluso para una incipiente exportación, que se complementaba con la manufactura de productos de artesanía que también se comerciaban a gran escala.
Los buenos resultados de la agricultura se conseguían por medio de un novedoso sistema de regadío con presas artificiales y por medio de las chinampas. Este sistema que más adelante copiarían diversos pueblos mesoamericanos, consistían en unas plataformas de madera sobre las que se plantaban diversos cultivos. Por medio de estas plataformas, le “ganaban” terreno a los lagos, y dado que esta zona era una extensa región lacustre, conseguían muy buenos resultados.
Además de todo esto hay que contar con que su economía tenía otra salida que hacía que jugaran con ventaja con respecto a otros pueblos: Teotihuacan estaba rodeado de volcanes, que producían la piedra obsidiana, además de otras piedras volcánicas que se utilizaban, además de para orfebrería y otros objetos de adorno, para hacer armas y artículos de uso cotidiano.

 La influencia que esta cultura tuvo en toda la religiosidad y mundo cultural mesoamericano fue impresionante. De hecho son muchos los que llegaron a considerar a una sola ciudad como un imperio. Con las evidencias arqueológicas que se han encontrado podemos afirmar que no la ciudad se convirtió en un centro

de peregrinación al que cada mes se dirigían los peregrinos de todo el territorio mesoamericano para estar cerca de sus dioses.
A esto contribuyó la edificación de grandiosos monumentos que hoy en día, son visitados por miles y miles de turistas.
Así en el conjunto arquitectónico de Teotihuacan destacan la Pirámide del Sol, con una altura de sesenta metros, y constituida por cinco cuerpos construida en forma de tablero con inmensos bloques de adobe y recubiertos de piedra. Está orientada al este y busca una mayor conexión con el Sol, sobre todo en las épocas del solsticio de verano.
La Pirámide de la Luna, con una altura de cuarenta y dos metros, y aunque menos magnífica que la del Sol, aparece más profusamente adornada con frisos decorados con figuras humanas las cuales, aunque no sabemos el significado de este hecho, aparecen especialmente estilizadas.
También hay que destacar el templo de Quetzalcoalt, que está compuesto de seis cuerpos escalonados y que destaca por su decoración compuesta de cabezas de serpientes en alto relieve, y cuerpos de serpiente y otros animales en bajo relieve. Las excavaciones arqueológicas han demostrado que hay añadidos de los aztecas, puesto que cuando tomaron la ciudad, aprovecharon el mismo templo para adorar al dios Tlaloc.
Y por último el Palacio de Quetzalpapalotl , que se ubica en la plaza de la Luna, y que en realidad es una casa sacerdotal en la que se piensa que habitó un sacerdote con gran poder, y que fue construida alrededor de un patio central. Este patio aparece rodeado de columnas de piedra y en cada una de ellas aparece representado imágenes del dios Quetzalpapalotl, que se cree que se representaba con la unión de un quetzal y una mariposa. También han aparecido en ese lugar frescos y columnas policromadas que se conservan en muy buen estado de conservación y que hacen las delicias de los turistas actuales.


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